Técnicas de estudio aplicadas a tareas del colegio

Cada vez más familias, profesores y estudiantes buscan talleres o programas de “técnicas de estudio eficaces”. Se multiplican las formaciones, los vídeos y los recursos que prometen mejorar el rendimiento académico. Pero, ¿qué dice la evidencia científica sobre su verdadera utilidad cuando se aplican a las tareas reales del colegio (matemáticas, lengua, ciencias, exámenes, proyectos)?

¿Es realmente útil aprender técnicas de estudio independientes a las tareas escolares? Bajo nuestra experiencia, aprender estas técnicas de manera independiente desmotivan al/a la alumno/a porque lo ven poco práctico y una sobrecarga. Sin embargo, cuando las técnicas de estudio se aplican sobre sus propias tareas escolares el aprendizaje es más significativo por dos razones: ven la utilidad y los resultados, lo que les motiva; y aprenden la técnica que mejor les funciona en cada asignatura.

En este blog revisamos qué estrategias cuentan con respaldo empírico, cómo aplicarlas en el aula y cuáles son sólo mitos educativos.


1. Lo que dice la evidencia: pocas técnicas muy eficaces y muchas populares poco útiles

Las revisiones sistemáticas y meta-análisis coinciden: unas pocas estrategias —práctica de recuperación (testing), espaciado e intercalado— tienen efectos sólidos y duraderos sobre el aprendizaje. En cambio, técnicas muy populares como releer o subrayar apenas mejoran la retención a largo plazo.


2. Práctica de recuperación (testing): aprender recordando

Consiste en intentar recordar activamente lo aprendido, en lugar de volver a leerlo. Por ejemplo, responder preguntas sin mirar el texto, usar tarjetas de repaso (flashcards) o explicar un tema con tus propias palabras.

El testing mejora la memoria, la comprensión y la capacidad de aplicar el conocimiento a nuevos problemas.

Aplicación práctica:

  • Al finalizar una clase, plantear 5 preguntas abiertas sin apuntes.
  • Usar tarjetas para repasar vocabulario o fórmulas.
  • Realizar mini-tests con retroalimentación inmediata.

Nosotros apostamos por la técnica de autopreguntas, que requiere de un entrenamiento y una capacidad de síntesis avanzada. En nuestra academia y gabinete ayudamos a muchos de nuestros/as alumnos/as a desarrollar esta técnica para memorizar, preparar resúmenes y realizar sus propios apuntes.


3. Espaciado: estudiar menos tiempo, pero mejor distribuido

Estudiar varias veces en sesiones separadas produce un aprendizaje mucho más duradero que hacerlo todo de golpe (cramming). El espaciado refuerza la memoria y previene el olvido, por lo que recomendamos estudiar en intervalos de 45 minutos a una hora para los/as alumnos/as más mayores y en intervalos de 15 a 20 minutos para los/as pequeños/as que comienzan a adquirir el hábito.

Aplicación práctica:

  • Planificar repasos breves de los temas clave varias veces por semana.
  • Volver sobre los contenidos importantes a lo largo de las semanas previas al examen.

4. Intercalado: mezclar tipos de problemas

El intercalado consiste en alternar distintos tipos de ejercicios o temas (por ejemplo, álgebra, geometría, álgebra) en lugar de agruparlos por bloques. Aunque al principio parece más difícil, mejora la capacidad de reconocer qué estrategia aplicar en cada caso.

Aplicación práctica:

  • Mezclar ejercicios de diferentes unidades en una misma hoja de trabajo.
  • Combinar preguntas de opción múltiple y abiertas dentro del mismo repaso.

5. Enseñar metacognición: aprender a aprender

Los estudiantes deben aprender cómo usar estas estrategias, no solo saber que existen. Las intervenciones más efectivas enseñan de forma explícita qué es recuperar, espaciar o intercalar, y ofrecen ejemplos concretos. De ahí la importancia de aplicar las técnicas sobre las propias asignaturas para elaborar una síntesis del tema, que les permita estudiar; o realizar los ejercicios de manera más consciente.

Aplicación práctica:

  • Dedicar una sesión mensual a enseñar una técnica y practicarla.
  • Pedir a los alumnos que planifiquen su propio calendario de repaso.
  • Fomentar la autoevaluación: “¿qué estrategia me ayudó más a recordar?”.

6. Evidencia en el aula: ¿funcionan fuera del laboratorio?

Aunque muchos estudios se realizaron en entornos controlados, cada vez hay más investigaciones aplicadas en contextos reales (clases de ciencias, matemáticas o idiomas) que demuestran beneficios concretos: mejor retención, comprensión y transferencia de conocimientos.

Cuando las estrategias se aplican de forma sistemática y con seguimiento, su impacto en el rendimiento académico es significativo. Además, los/as alumnos/as aplican las técnicas de estudio sin ser conscientes de ello, lo que demuestra que han aprendido a aprender.


7. Qué evitar: las falsas sensaciones de aprendizaje

  • Releer pasivamente: genera sensación de familiaridad, pero poco aprendizaje duradero.
  • Subrayar sin reflexión: solo es útil si se acompaña de elaboración o explicación.
  • Estudiar todo el día antes del examen: produce fatiga y olvido rápido.

Estas estrategias crean la ilusión de dominio, pero no consolidan el conocimiento.


9. Limitaciones y matices

  • No hay una técnica universal: la eficacia depende del contenido, el nivel y la práctica.
  • Requiere planificación docente: los profesores deben conocer y modelar las estrategias.
  • La combinación de varias técnicas (por ejemplo, recuperación + espaciado) suele ofrecer los mejores resultados.

10. Conclusión

La gran demanda de formación en hábitos y técnicas de estudio está plenamente justificada, pero no todas las estrategias son igual de útiles. La evidencia científica apoya especialmente la práctica de recuperación, el espaciado, el intercalado y la enseñanza metacognitiva.

Cuando se aplican bien, no solo mejoran las notas: enseñan a pensar, a organizar y a transferir el conocimiento a nuevas situaciones. Ese es el verdadero objetivo de aprender a estudiar.

Si los padres me preguntan si tienen que traer el material de clase a las sesiones, la respuesta es siempre: sí. No vamos a realizar un repaso, vamos a enseñarles a manejarse con esos materiales y aplicar las técnicas de estudio que mejor se adapten a la asignatura y al/a la alumno/a.


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