La importancia del aburrimiento para fomentar la creatividad y la autonomía en la infancia
Vivimos en una sociedad que tiende a llenar cada segundo de la vida de los niños con actividades dirigidas, pantallas, estímulos y entretenimiento constante. Parece que el aburrimiento en los niños y niñas se ha convertido en algo que hay que evitar a toda costa. Pero, ¿y si te dijera que aburrirse es fundamental para el desarrollo saludable de tu hijo?
Sí, el aburrimiento es necesario. Y no lo decimos solo los profesionales de la educación y la psicología, sino también la investigación científica.
¿Qué ocurre cuando un niño se aburre?
Cuando un niño dice “me aburro”, está expresando una necesidad interna: no sabe qué hacer con su tiempo y busca estímulo externo. Sin embargo, si dejamos espacio a ese aburrimiento —sin intervenir inmediatamente con una solución—, le damos una oportunidad para conectar con su mundo interior y desarrollar recursos propios.
Este “vacío” aparente es, en realidad, un terreno fértil para que crezca la creatividad.
El aburrimiento en los niños y niñas
Estudios como el de Mann y Cadman (2014), publicado en The British Psychological Society, muestran que las personas que se enfrentan a tareas monótonas (como copiar números o leer listados) tienden a mostrar posteriormente mayor creatividad en tareas abiertas. Es decir, el aburrimiento prepara la mente para explorar, imaginar y pensar “fuera de la caja”.
Además, investigaciones en neurociencia del desarrollo sugieren que el cerebro infantil necesita tiempos de pausa para integrar aprendizajes, construir sentido y activar la llamada red neuronal por defecto, relacionada con la imaginación, la introspección y la autorregulación.
Aburrirse también fomenta la autonomía
Cuando no ofrecemos una solución inmediata al “me aburro”, invitamos al niño a tomar decisiones por sí mismo: inventar un juego, leer, dibujar, construir una cabaña con mantas, observar las nubes… Estos momentos potencian su capacidad para organizar el tiempo, tomar iniciativas y resolver problemas, habilidades fundamentales para su desarrollo emocional y social.

Entonces… ¿qué puedes hacer tú como adulto?
🔹 No llenes todo su tiempo libre con actividades programadas. Déjale ratos sin estructuras rígidas, déjales tiempo libre, tiempo de no hacer nada.
🔹 No tengas miedo del “me aburro”: respira hondo y ofrece confianza en lugar de soluciones inmediatas.
🔹 Crea un entorno rico en materiales abiertos (piezas sueltas, libros, bloques, papel y lápices) que le inviten a explorar. Al final los niños cuando se aburren juegan y crean con lo que tienen a mano, ¿no os suena la frase: «con todo lo que tiene y no se entretiene con nada». A lo mejor no necesitamos tanto…
🔹 Modela el disfrute del tiempo libre: si tú también encuentras valor en no hacer nada, tu hijo aprenderá a valorar ese espacio.
Aburrirse no es perder el tiempo. Es ganarlo.
En un mundo lleno de prisa y sobreestimulación, el aburrimiento en los niños y niñas es un regalo. Los momentos de vacío, de lentitud y de conexión consigo mismos son un acto valiente y profundamente pedagógico. Es necesario que los niños aprendan a gestionar su tiempo e incluyan tiempos de no hacer nada, de imaginar, de crear, de tener proyectos y planificarlos… En resumen, que aprendan a parar su cuerpo y dejen que su mente se desarrollo y descubra sus habilidades. Son momentos de profundo autoconocimiento y desarrollo, ¡déjalos que se aburran! Déjalos que escuchen su cerebro, es la clave de la neurofelicidad.
Como dijo una vez el escritor Neil Gaiman:
“La creatividad necesita espacio. Necesita tiempo. Y, a veces, necesita aburrimiento.”
Démosles ese espacio. Confiemos en ellos. Porque, cuando lo hacemos, pasan cosas maravillosas.
Escrito por Ali, tu pedagoga infantil especializada en desarrollo autónomo y educación respetuosa.
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