Enfrentar un examen con una percepción distorsionada de nuestras capacidades puede traer consecuencias negativas, tanto a nivel emocional como académico. La falta de realismo en la autoevaluación puede llevarnos a dos extremos problemáticos: un optimismo exagerado o un pesimismo paralizante.
Ambos extremos tan distorsionados de la realidad afectan a los estudiantes a muchos niveles. La consecuencia principal y más visible de no ser realista ante los exámenes es el fracaso escolar, pero hay otras consecuencias importantes a tener en cuenta.

Peligro: ser demasiado positivo ante un examen
Es natural querer afrontar los exámenes con confianza, pero cuando esta confianza es infundada, los resultados pueden ser decepcionantes. Muchas veces, los estudiantes que creen haberlo hecho genial. Y, sin haber dominado realmente el contenido, se enfrentan a una sorpresa desagradable cuando ven su calificación. ¿Cuántas veces has salido de un examen pensando que lo habías hecho genial y el resultado te ha resultado decepcionante? Este exceso de positivismo puede llevar a:
- Falsa seguridad: No estudiar lo suficiente porque se cree que el conocimiento ya está consolidado. Esto impide que se asienten conocimientos y se aprendan conceptos necesarios para superar la asignatura. Si esto se produce en los primeros cursos, el resultado es una falta de conceptos base para cursos superiores.
- Desmotivación futura: Un suspenso inesperado puede generar frustración y desconfianza en la propia capacidad. Si cada vez que estudiamos y que pensamos que sabemos todo, suspendemos, al final provoca un rechazo al estudio.
- Falta de aprendizaje: No se identifican correctamente los errores, lo que impide mejorar en el futuro.
El bloqueo del pensamiento negativo
Por otro lado, pensar constantemente que no se sabe nada y que el examen saldrá mal puede generar un alto nivel de ansiedad. Este pesimismo extremo trae consigo múltiples consecuencias:
- Ansiedad y estrés: La preocupación excesiva puede hacer que el cerebro no funcione óptimamente durante la prueba. Esto puede llevarnos a realizar mal ejercicios que sabemos hacer o a generarnos dudas que no teníamos antes.
- Bloqueo cognitivo: Aunque la persona haya estudiado, el miedo puede impedir que recuerde la información en el momento clave.
- Efecto profecía autocumplida: La creencia de que se va a fallar puede influir en el desempeño real, confirmando el temor inicial.
El camino del realismo: La sensación de saber
Para evitar estos extremos, es crucial desarrollar la sensación de saber, un concepto que exploraremos en profundidad en el próximo artículo. Esta habilidad permite a los estudiantes evaluar con precisión lo que realmente dominan y lo que aún necesitan reforzar. Al cultivar esta autoconciencia, se logra un equilibrio entre confianza y preparación, lo que reduce la ansiedad y mejora el rendimiento académico.
Las consecuencias de no ser realistas en los exámenes
Como vemos, hay consecuencias por no ser realistas en los exámenes. Ser realista en los exámenes no significa ser pesimista ni caer en un optimismo ingenuo, sino reconocer los puntos fuertes y débiles de manera objetiva. En el siguiente artículo, profundizaremos en cómo desarrollar la sensación de saber y cómo aplicarla en el estudio y en la vida académica.
En nuestra academia trabajamos para que los estudiantes sean autónomos y sean capaces de tener una visión realista de los conocimientos que tienen.
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