La autonomía en el estudio se ha convertido en un tema de creciente interés en el ámbito educativo. Especialmente cuando se trata del desarrollo infantil. Investigaciones recientes han destacado la importancia de permitir que los niños sean autónomos en su proceso de aprendizaje, y los beneficios que esto conlleva para su crecimiento académico y personal.
¿Qué dicen los estudios?
Un estudio publicado en la revista «Child Development» por Ryan, Richard M., y Deci, Edward L. (2000) examinó el impacto de la autonomía en el rendimiento académico de los niños. Los investigadores descubrieron que cuando los niños se les otorga autonomía en su aprendizaje, experimentan un mayor sentido de competencia y motivación intrínseca. Esto se traduce en un compromiso más profundo con las tareas escolares y un mejor rendimiento académico a largo plazo.
Otro estudio relevante, llevado a cabo por Grolnick y Ryan (1987), exploró cómo la autonomía en el estudio puede influir en la autoestima y la percepción de competencia en los niños. Los resultados revelaron que cuando los niños tienen la libertad de tomar decisiones y controlar su propio proceso de aprendizaje, desarrollan una mayor confianza en sus habilidades y una actitud más positiva hacia el aprendizaje.
La autonomía en el estudio también está estrechamente relacionada con el desarrollo de habilidades de autorregulación en los niños. Investigaciones realizadas por Zimmerman (2002) sugieren que cuando los niños tienen la oportunidad de planificar y organizar su trabajo escolar de manera independiente, desarrollan habilidades de autorregulación que les permiten enfrentar desafíos académicos con mayor eficacia. Estas habilidades incluyen establecer metas, monitorear su progreso y ajustar sus estrategias de estudio según sea necesario.
Estudiantes autónomos
Además del impacto en el rendimiento académico, fomentar la autonomía en el estudio también contribuye al desarrollo de habilidades socioemocionales en los niños. Un estudio longitudinal realizado por Soenens y Vansteenkiste (2005) encontró que los niños que experimentan un mayor grado de autonomía en el aprendizaje tienden a mostrar niveles más altos de bienestar psicológico y relaciones interpersonales más positivas en el entorno escolar.
En conclusión, la investigación académica respalda la importancia de fomentar la autonomía en el estudio de los niños. Permitir que los niños tomen decisiones y controlen su propio proceso de aprendizaje no solo mejora su rendimiento académico. También promueve su desarrollo personal y socioemocional. Los educadores y padres pueden desempeñar un papel crucial al proporcionar un entorno de apoyo que fomente la autonomía y el empoderamiento de los niños en su viaje educativo.
¿Por qué es importante la autonomía en el estudio?
Como hemos leído en las conclusiones de los diferentes estudios e investigaciones sobre el tema, la autonomía en los estudios no solo consigue que los/as niños/as sean mucho más competentes en este ámbito, sino que tiene otros beneficios cognitivos y emocionales muy relevantes:
- Capacidad de organización y planificación: ser autónomos en el estudio implica planificación y organización de las tareas, así como una correcta gestión del tiempo.
- Conciencia de las capacidades propias: los/as niños/as que se enfrentan por sí mismos/as al estudio desde edades tempranas, son más conscientes de sus fortalezas y debilidades. Desarrollan además mucho antes estrategias de compensación y técnicas de estudio propias, que se adapten a su perfil de aprendizaje.
- Resolución de problemas: Desde un inicio, son niños/as que desarrollan la capacidad de pedir ayuda y de buscar estrategias para resolver sus propios problemas y dificultades.
- Autoestima: Las capacidades anteriormente descritas, sobre todo el desarrollo del autoconocimiento y la capacidad de resolver sus propios problemas, consiguen que los/as niños/as desarrollen una mayor autoestima y motivación.
- Confianza en uno/a mismo/a: Si nosotros confiamos en ellos/as, ellos/as confiarán en sí mismos/as.
- Autorregulación: son conscientes del esfuerzo, de la gestión del tiempo, de sus capacidades y comienzan a desarrollar la capacidad de autorregularse; así como una mayor capacidad de tolerancia a la frustración.

¿Qué podemos hacer para ayudar a nuestros/as hijos/as a ser autónomos en el estudio?
Lo más importante es que tengamos claro que tenemos que darles las herramientas y enseñarles a utilizarlas, pero no hacerlo por ellos. Por ejemplo: hemos de enseñarles a gestionar su tiempo mediante hábitos, a utilizar la agenda; pero no seamos su agenda ni «hagamos de policías» porque entonces se acostumbran a tener a alguien que les va a organizar y controlar todo lo que se les olvida.
En primer lugar, hemos de dejarles hacer y apoyarles únicamente en aquellas tareas en las que necesitan ayuda. Podemos explicarles la tarea, mostrarnos dispuestos a explicársela las veces que necesite y ser su apoyo en el estudio. Pero no hacer la tarea por ellos (esto incluye manualidades y trabajos que parecen para padres, en lugar de para niños/as), ni hacer de supervisores mientras hace la tarea, ni de correctores.
En segundo lugar, los/as niños/as han de aprender a corregir sus ejercicios en clase para desarrollar su atención y la capacidad de autocorregirse. Si el/la niño/a es consciente de que ha de corregir su ejercicio estará más dispuesto en centrar su atención en ello y será mucho más consciente de sus errores y cómo corregirlos.
Ejercicios para la autonomía en el estudio
Para complementar la autocorrección de ejercicios, es genial que los/as niños/as realicen ejercicios diferentes a los de clase guiados mediante el juego, de manera que aprender cómo realizar las cosas de forma divertida y correcta.
Por otra parte, debemos fomentar la comprensión lectora y del lenguaje desde casa. Para ello, podemos realizar diferentes ejercicios de lectura conjunta y didáctica: adivinanzas, chistes, trabalenguas, juegos de preguntas, etc. Además, podemos instaurar una hora de lectura para compartir en familia.
Todas estas pautas son fundamentales para un correcto desarrollo, tanto el ámbito académico como en el personal, pues cuanta más autonomía tiene un/a niño/a en todas las áreas de la vida se sentirá más motivado/a y tendrá una mayor autoestima; que serán las semillas para los/as futuros/as adultos en los que van a convertirse: competentes, autónomos y con más herramientas para tener una buena salud mental.
Desmitificación: «Mi hijo/a tiene que aprobar»
Nuestros/as hijos/as no tienen que aprobar, tiene que aprender. En la medida que aprenden, no solo aprueban, sino que pueden aplicar estos conocimientos a la vida diaria y su futuro profesional.
Si solo nos centramos en que nuestros/as hijos/as aprueben, llegará un momento en el que tendrán que enfrentarse a problemas mayores y la presión será mucho más grande, no conseguiremos ni que aprueben ni que aprendan.
Como padres/madres, debemos respetar el ritmo de aprendizaje de nuestros/as hijos/as, acompañarles en el proceso y no presionarles con un objetivo que no sea otro que el de aprender.
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